¡Salve Yemanjá, Reina de los Mares!
Vos que gobernasteis las aguas,
Madre hermosa que a vuestro paso
vais limpiando y purificando todo lo malo
que se encuentra en nuestras vidas,
dando vida y esplendor
derramad sobre la humanidad
vuestra divina protección,
haciendo así, oh divina Madre,
una descarga en nuestros cuerpos materiales,
limpiando sus auras e infligiendo en sus corazones
el respeto y la veneración debida
a esa fuerza de la naturaleza
que con maternal amor simbolizáis.
Fluidificad nuestro espíritu
y descargad nuestra materia
de todas las impurezas que haya adquirido.
Permitid que vuestras manos
nos protejan y amparen
en nuestras necesidades
y abriendo los senderos a la prosperidad,
al progreso en nuestras vidas,
a la abundancia de bienes,
cubriendo nuestras carencias.
Dadnos el bienestar necesario,
haciendo de toda la Humanidad
nuestra hermana en la dicha y la fortuna.
¡Salve Yemanjá! ¡Reina de los Mares!
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