¡¡¡ Maferefún Eleguá!!!
Padre mío Eleguá,
Santo poderoso,
guerrero sin igual,
sabiduría extrema,
que por la virtud que Olofin te concedió,
eres el primero y el último y todo lo puedes.
Bendito santo mío,
tu que abres los caminos y los cierras,
que concedes y privas,
que otorgas el poder y lo quitas,
escucha la súplica
de este hijo tuyo, que se postra a tus pies,
mírame y se benevolente conmigo.
En este bendito día, recurro a ti,
por ser el primero,
para pedirte permiso, mi padre,
y que los demás Santos puedan trabajar a mi favor
en la apertura de los caminos
de mi nuevo proyecto:
que no encuentre obstáculos para ello,
y si los hallara que se resuelvan al instante,
que toda obra que yo realice
sea un camino abierto al éxito y la prosperidad.
Tu bien me conoces poderoso guerrero,
y sabes de mi honradez, de mi capacidad,
de mis dotes y de mi buen hacer
para comenzar mi nuevo proyecto,
pero sin tu ayuda y permiso,
nada puedo empezar,
porque si no es de tu agrado,
estaría condenado al fracaso,
y te estaría faltando al respeto,
y eso jamás lo haría este tu hijo,
que te ama y respeta profundamente.
No dejes que fracase, mi padre,
no permitas que mis enemigos me tumben,
antes bien, dame tu ayuda y protección.
Que yo, como protegido tuyo, triunfe,
que yo, pueda ganar esta nueva batalla,
y que me conduzca al bienestar,
de los míos y mío propio,
porque son momentos difíciles,
pero con tu favor, todo cuanto yo haga,
me conducirá a la victoria y al triunfo.
Mira a este hijo tuyo que te ama
y que ante ti comparece hoy,
sabiendo que no me vas a dejar en el abandono,
y que desde este mismo momento
mis caminos están abiertos, gracias a ti,
y que me conducirás a la victoria en esta batalla.
De nuevo, postrado ante ti, te saludo,
y te vuelvo a manifestar
mi agradecimiento amor y fidelidad,
por considerarme digo de tu favor y ayuda,
valiente guerrero que todo lo puedes,
Eleguá, sabio niño y anciano,
que eres la apertura y cierre de mis caminos,
el preferido de Olofin,
y muy amado padre mío.
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