Bienaventurada seas,
Santísima Señora de Lourdes,
la más pura Virgen,
la Madre de Nuestro Señor,
y Madre de todos los hombres.
Tu que nos has manifestado tu esplendor
con vida, dulzura y belleza en tu divina Gruta,
diciendo a la niña Santa Bernadette:
"Yo soy la Inmaculada Concepción".
¡Oh por siempre Virgen Inmaculada!
madre de misericordia,
salud para los enfermos,
refugio de pecadores
y consuelo para los afligidos,
tu que conoces mis deseos,
mis problemas y mis sufrimientos
mejor que nadie,
deposita en mí
tu mirada de misericordia,
y ayúdame a solucionar mis carencias.
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