¡Oh! Glorioso soldado Romano,
que fuiste de Dios conferido
a cumplir el don de la caridad.
Por las pruebas más grandes
a que fuiste sometido por el Señor,
yo te pido de todo corazón
que combatas la miseria de mi casa,
que la caridad de tu Alma
me siga por dondequiera que vaya.
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