Bendito sea Dios
que cada día me otorga sus dones,
que cuida de mi cuerpo y de mi alma,
me mantiene a salvo de los peligros,
y me permite ver amanecer con alegría.
Te doy las gracias, Dios mío,
porque soy feliz, y disfruto de la vida,
porque se que tu me proteges y cuidas cada día,
porque tengo salud y alegría,
porque mis necesidades hoy, están cubiertas,
porque tengo un trabajo digno,
porque tengo un amor con quien compartir,
porque mi familia está unida,
porque cada día es un nuevo gozo para mí.
Estos son mis bienes más preciados, Señor,
y te pido que me ayudes a conservarlos,
a disfrutar de ellos, a agradecerlos,
porque a veces solo me dirijo a ti,
solo cuando tengo necesidades,
para pedirte soluciones,
y no me doy cuenta
de la abundancia y de la felicidad
de la que tu me provees día a día.
Hoy te pido, Señor, que me permitas
ser la fuente de ánimo para todos aquellos,
que no disfrutan de los mismos privilegios que yo,
de los que sufren dolor, hambre o desamparo,
de los que no gozan de libertad, o son perseguidos,
de los que carecen de trabajo o de una vida digna,
de los que están solos o deprimidos,
de los que no sienten que su vida merece la pena,
de los que están tristes o sienten necesidades.
Enséñame Señor, el modo de ayudarles,
de que yo pueda resultar de utilidad para ellos,
de que mi felicidad sea contagiosa,
y pueda, aunque sea por breves instantes,
motivar una sonrisa en sus caras,
un bienestar en sus desdichas,
una ayuda en sus necesidades,
una alivio en su dolor,
un alegría en sus tristezas.
Ayúdame Señor, a ser cada día mejor,
y puesto que tengo tantos motivos
para agradecerte todos tus favores,
ayúdame a trasmitir valor y fuerzas
a quienes se sientan necesitados de ellas,
para que pueda aliviar su cansancio y su desazón,
para hacerles comprender
que cada día de sufrimiento,
tendrá muchos de felicidad futura,
que las malas rachas no siempre perduran
y que cada amanecer
es una nueva fuente de esperanza.
Dios Padre, mi único Dios,
provee para los demás, para mis hermanos,
de la misma manera que lo haces para mí,
aleja los males de este mundo,
y no dejes que nunca deje
de estar agradecido por todo lo que me das,
por el don de la vida, que es maravillosa,
y porque merece ser disfrutada día a día.
Gracias Señor, por hacer de mí,
una de tus criaturas feliz y plena.
Amén.
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