Bendito Beato Jacobo Limosnero,
abogado de pobres y oprimidos
que siendo hijo de una familia acomodada
repartiste tus bienes entre los pobres,
y lo dejaste todo para vivir en la pobreza
de la gran familia franciscana.
Tu que predicaste:
"El que no renuncia a todo
no puede ser mi discípulo”
apiádate hoy de mi,
que afligido y agobiado por mis necesidades,
a ti recurro con humildad,
y con la gran esperanza
de encontrar consuelo, ayuda y remedio
de las penas que me afligen
de la generosidad de tus padres,
el anticipo de la herencia
que te correspondería en su día
para repartirla entre los pobres,
y poder saciar sus necesidades,
apiádate de mi.
Alma generosa, recurro a ti a pedir limosna
apiádate de mi.
Alma generosa, recurro a ti a pedir limosna
para poder saciar las mías
poder encontrar desahogo,
y liberarme de las angustias
que mis carencias económicas me provocan.
(Hacer la petición con mucha fe)
Tu que reconstruiste un hospital,
pidiendo limosna y con tu esfuerzo,
te apiadaste, ayudaste y aconsejaste
a los enfermos y necesitados,
con bondad y diligencia,
no me dejes en el abandono,
pues mi fe es ti es grande,
y mi suplica desesperada.
Acógeme y defiéndeme como tu siempre hiciste,
ante Dios Nuestro Padre Celestial,
para que muestre su misericordia conmigo,
y me sean abiertos los caminos,
que se me ofrezcan oportunidades
para saldar mis deudas,
recibir mi sustento diario,
y procurarme un futuro mejor,
libre de angustias y aflicciones
para mi y los míos.
Acógeme bajo tu protección
santo mío,
y abre ante mi un futuro prometedor,
un porvenir más favorable,
para que yo pueda agradecerte tu favor
y mostrarte mi devoción y agradecimiento
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
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