Desde la antigüedad, el trébol se asocia con la buena suerte, la felicidad y el bienestar. Para lo egipcios era uno de los atributos de su diosa protectora Isis, y producía siempre efectos beneficiosos en el amor, el trabajo y la salud.
Ya en el siglo V de nuestra era, el apóstol de Irlanda, San Patricio, lo relacionaba con el misterio de la Trinidad mientras que el pueblo lo identificaba con la suerte y la fortuna, realizando con ellos, cada año, rituales de abundancia y prosperidad.
El trébol de la suerte es, de entre los amuletos de siempre, es decir, de entre los amuletos considerados clásicos, uno de los que mayor popularidad ha alcanzado a los largo de los tiempos, manteniendo viva su energía e intensificando sus poderes y virtudes con el paso de los siglos.
Para los simbolistas es el señor del azar, del destino y del dinero. De probada eficacia ante toda clase de infortunios, previene la apatía, aleja la resignación, contrarresta las malas vibraciones y atrae la buena fortuna, doblegando a la fatalidad, neutralizando peligros e imprevistos, evitando accidentes y venciendo todos los obstáculos.
Cuando encuentres o compres un trébol de 4 hojas, lo primero que debes hacer es personalizarlo, así evitarás que se disperse su energía y que se debiliten sus efectos. Debes tener en cuenta que no es posible personalizar un trébol de cuatro hojas si te lo ha dado alguien, solo si tu lo has encontrado o si lo has comprado (comprarlo es hacer un esfuerzo propio por conseguirlo) tu mismo, podrás personalizarlo pues, de lo contrario no surtirá los efectos esperados.