¡Oh, Santísima Virgen,
Madre del Perpetuo Socorro!
En tus brazos el mismo Niño Jesús
parece buscar seguro refugio,
y tú, como tierna Madre,
lo estrechas contra tu pecho
lo estrechas contra tu pecho
y sujetas sus manos, con tu diestra.
No permitas, Madre y Señora,
que ese mismo tierno Niño Jesús,
ofendido por nuestras culpas
descargue sobre el mundo
el brazo de su irritada justicia.
Santísima Madre mía.
ofendido por nuestras culpas
descargue sobre el mundo
el brazo de su irritada justicia.
Santísima Madre mía.
sé tú mi poderosa mediadora y abogada
y socórreme si en algún momento
he sido merecedor de castigo,
por actuar de manera incorrecta.
he sido merecedor de castigo,
por actuar de manera incorrecta.
Madre mía, recurro también a ti,
hoy que me encuentro
atravesando mil dificultades,
que sin tu ayuda no podré resolver,
y por ello te pido me concedas:
(Hacer la petición)
hoy que me encuentro
atravesando mil dificultades,
que sin tu ayuda no podré resolver,
y por ello te pido me concedas:
(Hacer la petición)
Dame tu amparo y socorro, Madre,
ayúdame a salir de esta mala racha,
que parece no tener fin,
y solo veo oscuridad sin encontrar
la luz al fondo que me guíe.
Me encuentro desamparado,
afligido y al borde de la desesperación,
querida Madre mía,
y tu que eres fuente de socorro
para quienes a ti recurrimos con fe,
no puedes dejarme sin ayuda,
soy tu hijo, Madre, y a ti recurro.
Permíteme encontrar el camino,
ver esa luz que me guie
y que me haga comprender
el camino que debo seguir
para ir encontrando soluciones efectivas
que me saquen del pozo sin fondo
en el que he caído y del que no puedo salir.
¡Socórreme Santísima Madre!
Sabes que mi agradecimiento
será sincero, por el resto de mis días,
y después junto a ti,
si cuando Dios me juzgue,
ve la bondad de corazón, en mí.
Amén.
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