Glorioso San Pascual Bailón,
Santo Franciscano a quién Jesús se mostró
en la Sagrada Eucaristía,
mostrándote así su preferencia
y dándote su complacencia y favor.
Innumerables son tus milagros
para los más pobres y desfavorecidos:
Tu multiplicabas su pan,
curabas los enfermos e incluso
de una piedra lograste sacar agua para calmar su sed,
atendiéndolos siempre con alegría,
con humildad y eficiencia.
Siendo siempre el más humilde entre tus hermanos,
fuiste el más favorecido por Dios,
y a ti recurro hoy, humilde como tú,
para pedirte ayuda y alivio de mis penas
y solución para mis carencias económicas,
que son graves y de difícil resolución,
pero que con tu ayuda podré solventar,
pues tu generosidad es grande
y no has de dejarme en el olvido.
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