sábado, 3 de octubre de 2015

ORACIÓN AL DISPENSADOR DE RIQUEZAS PARA RECIBIR ABUNDANCIA


Rey invisible, generoso y sutil,
que habéis tomado la tierra por apoyo
y que habéis socavado los abismos
para llenarlos con vuestras omnipotencia.
 
Vos, cuyo nombre hace temblar
las bóvedas del mundo;
vos que hacéis correr los siete metales
en las venas de la piedra;
monarca de siete luces;
remunerador de los obreros subterráneos,
vos, eterno dispensador de riquezas,
de tesoros, de oro, de diamantes:
  ¡llevadnos al aire anhelado
y al reino de la claridad!
 
Velamos y trabajamos sin descanso,
buscamos y esperamos,
las doce piedras de la ciudad santa,
por los talismanes que están en ellas escondidos,
por el clavo de imán
que atraviesa el centro del mundo.

Señor, Señor, Señor,
gran poseedor de las riquezas, 
tened piedad de aquellos que sufren,
ensanchad nuestros pechos,
despejad y elevad nuestras cabezas,
concediéndonos vuestros maravillosos dones
y acabar por siempre con necesidades,
miserias, pobreza y estrecheces.

¡oh, estabilidad y movimiento!.

¡Oh, día envoltura de la noche!

¡Oh, oscuridad velada de luz!

¡Oh, maestro que no detenéis jamás
el salario de vuestros trabajadores!

¡Oh, blancura argentina,
esplendor dorado!

¡Oh, corona de diamantes
vivientes y melodiosos!

¡Vos que lleváis al cielo en vuestro dedo,
cual si fuera un anillo de zafiro,
vos que ocultáis bajo la tierra
en el reino de las pedrerías
la maravillosa simiente de las estrellas!

¡Venid, reinad y sed
el eterno dispensador de riquezas,
de que nos habéis hecho guardianes!

Amén.
 
 
 
 

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