¡Oh! mi Santísima y Dolorosísima Virgen,
que tanto sufriste en la pasión y muerte
de tu amado y venerado Hijo:
¿Quién mejor que tú para comprender
mi angustias, mi sufrimiento y mi dolor?
Compungido, acudo a ti en tan difícil circunstancia,
porque todo lo he perdido
y ya no tengo manera de sostener a los míos,
solo mi fe en ti y en tu ayuda
puede hacer que se cumpla el milagro
que tanto ansío y necesito
cuando me encuentro vencido por las deudas,
agobiado por las necesidades,
deprimido y ya sin fuerzas para seguir luchando.
Tus inmensos siete dolores,
me hacen recapacitar sobre el sufrimiento
que atraviesa mi familia porque yo les he fallado,
mi trabajo y mis esfuerzos no han rendido lo suficiente
para poder hacerme cargo de los pagos pendientes,
y la justicia cae implacable sobre mí
hasta el punto de poder perder
las pocas pertenencias que nos quedan,
hasta la manutención diaria
se me hace dura e insostenible.
Santísima Virgen mía,
por el amor con que te venero,
por tus congojas y sufrimientos,
por tus santísimos 7 dolores,
ábreme las puertas a una solución económica
que me permita salir con bien
de esta interminable ruina.
Madre mía, aplaca a mis acreedores,
detén los actos judiciales,
permíteme llegar a acuerdos y soluciones,
libérame de tanto sufrimiento
y obtén para mí mejoras, golpes de suerte,
que me proporcionen una favorable resolución
para poder ir haciendo frente
a mis acreedores y mis necesidades.
Dame cobijo y amparo, Santísima Señora,
acógeme bajo tu divina protección
y favoréceme con un milagro,
para volver a alcanzar el bienestar de los míos,
y la paz y la tranquilidad para mi espíritu.
Ruega a Dios por mí, Virgen mía,
e intercede por mi bien y el de mi familia.
Amén
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